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Proteger la carrocería de nuestro coche es el primer paso para conseguir que este nos dure en perfecto estado tanto como sea posible. Aquí te contamos cómo.

La carrocería del coche es la zona más expuesta a las inclemencias del tiempo, las salpicaduras, los efectos de los excrementos, el impacto de los insectos y a los golpes. Proteger la carrocería es, en cierto modo, como cuidar nuestra piel; es el primer paso para asegurar que nuestro coche nos dure en perfecto estado tanto como sea posible.

Gracias a nuestros expertos, en este reportaje aportamos una serie de prácticas recomendables para que la carrocería de nuestro vehículo se conserve en las mejores condiciones durante el mayor tiempo posible.

1. Lo ideal, guardar el coche garaje

Así evitarás que la carrocería se vea expuesta a los rayos ultravioleta del sol, las heladas, las temperaturas extremas, los excrementos de los pájaros, la lluvia, etc. Además, los demás conductores habitualmente son más cuidadosos en los garajes que en la calle.

2. Si no tienes garaje

Si tienes que aparcar en la calle o en un parking como el de un centro comercial, intenta hacerlo en zonas amplias -así evitarás que te golpeen al aparcar o te den con las puertas al abrirlas-. Es interesante buscar zonas de sombra, pero cuidado con aparcar debajo de los árboles: será más fácil que los pájaros hagan sus necesidades sobre nuestro coche y, también, es posible que caigan sustancias como resina sobre la carrocería.

3. Lava el coche una vez al mes

Tener el coche limpio no es sólo una cuestión estética. Un buen lavado elimina todos los restos de suciedad, muchos de los cuales pueden ser dañinos para la pintura: excrementos, alquitrán, sal, salpicaduras de aceite, etc,

4. Si puedes taparlo, mejor

Si vas a dejar el coche aparcado varias semanas, es recomendable taparlo con una funda. A partir de 60 euros, es posible encontrarlas de una calidad aceptable, si bien el precio dependerá de si lo vas a dejar aparcado bajo techo, a la intemperie, etc.

5. Ojo si lo lavas en los túneles de lavado

Aunque cada vez son más cuidadosos con la carrocería, los rodillos siempre resultan más agresivos que un lavado a mano. Además, al arrastrar la suciedad contra la carrocería, es fácil que provoquen pequeñas micro rayaduras que, a medio plazo, se notarán con claridad.

6. Si lo lavas a mano, utiliza productos específicos de limpieza

Los lavavajillas o los limpiadores quitagrasa tipo KH-7 son eficaces en un primer momento pero, a largo plazo, deterioran la pintura. Por eso, emplea siempre jabones específicos para la carrocería. Lo ideal es usar uno con PH neutro y que ofreza una buena lubricación para reducir la fricción al frotar, pues esto puede provocar pequeñas micro rayaduras.

7. Cambia la esponja por la microfibra

Las esponjas tienden a acumular la suciedad en su parte más superficial, de manera que, al frotar para limpiar los restos más incrustados, puede provocar pequeñas micro rayaduras en la pintura. Apuesta por balletas o guantes de microfibra o, mejor aún, por guantes de lana de cordero específicos de limpieza de carrocerías.

8. Antes de nada, reblandece la suciedad

Los mosquitos, el barro, etc., son difíciles de quitar cuando están secos. Por eso, trata de realizar un lavado a presión que, además de eliminar la mayor parte de esta suciedad, también los humedecerá y facilitará su posterior retirada. Si son muy persistentes, es muy recomendable utilizar productos específicos para quitar mosquitos; basta con dejarlo actuar un par de minutos para que se puedan eliminar con más facilidad. Cuanto menos tengas que frotar, menos dañarlas la carrocería.

9. Después de lavar, encerar

Es muy recomendable dar una capa de cera -un bote ronda los 15 euros- después de lavar el coche, y no sólo porque lo deje más brillante; la cera crea una película protectora que reducirá el efecto negativo de la suciedad sobre la pintura. Eso sí, aplícala siempre siguiendo las instrucciones del fabricante. Si te pasas, también podrías llegar a dañar la pintura.

10. Cada dos años, descontamina la pintura

Con el paso del tiempo, sobre la pintura se acumulan pequeños depósitos, normalmente ferrosos, que pueden penetrar hasta la chapa y provocar puntos de oxidación, sobre todo en zonas costeras. Por eso, cada dos años, es interesante aplicar un producto de descontaminación -rondan los 20 euros- para eliminar esos depósitos. Después, es recomendable aplicar una capa de cera.

11. Arregla los golpes

Si tu coche tiene un golpe y se ha levantado la pintura, repáralo cuanto antes. Si la chapa está al aire, puede oxidarse con rapidez, debilitando esa parte de la carrocería. Además, si se oxida, la reparación es más complicada. Si no tienes seguro a todo riesgo, reparar por tu cuenta una aleta, por ejemplo, te costará desde unos 100 euros.

12. Ojo con el sol

Evita lavar el coche los días muy soleados, pues las gotas de agua actúan como pequeñas lupas que pueden dañar la pintura. Tampoco dejes secar el coche al aire; mejor, sécalo con una bayeta de microfibra, pues eliminarás los restos de cal de las gotas de agua.

13 Más que un elemento decorativo

Ojo con las pequeñas protecciones de plástico que hay en las tomas de aire de los paragolpes, del capó, etc. Si se desajustan, además del riesgo de desprenderse en marcha, pueden facilitar la entrada de suciedad a zonas que deberían estar protegidas, pudiendo provocar daños a largo plazo.

14. Fíjate en los faros

Su cuidado es muy similar al del resto de la carrocería. Sin embargo, cada 3-4 años, es recomendable aplicar un tratamiento de pulimento -lo puedes hacer tú mismo, desde unos 15 euros- para devolverle su brillo original y evitar que el posible deterioro que hayan sufrido, y que aún será poco apreciable, vaya a más.

15. ¿Qué pasa con los bajos?

Aunque no están a la vista, es la parte más vulnerable debido a las salpicaduras. Eso facilita la acumulación de suciedad y sal en los rincones menos visibles, los pasos de rueda, pudiendo provocar daños en están especialmente protegidas ante el golpeteo de gravilla e incluso piedras, pero su impacto puede dañar elementos como el escape, los pasos de rueda, etc. Por eso, trata de limpiar los bajos con agua presión -por ejemplo, con la lanza de un lavadero- al menos una vez cada dos meses y, cuando lleves el coche a revisar al taller, pide que revisen su estado.

16. Los bordillos, ni tocarlos

Ten cuidado al aparcar si hay bordillos, pues es fácil dañar la llanta, sobre todo si es de aleación. A la hora de limpiarlas, utiliza productos específicos con PH neutro. Evita los que sean muy ácidos, pues pueden dañar la capa de laca de la pintura y dejar grandes manchas.

17. No te olvides de los neumáticos

Además de vigilar su presión y desgaste, ve pensando en sustituirlos cuando superen los 5-6 años si tu coche está mucho tiempo parado o a la intemperie. Si es así, la goma puede empezar a perder propiedades, por lo que su capacidad de agarre se reduce y, en casos extremos, hasta pueden mostrar pequeñas grietas.